A lo largo de nuestra historia gloriosa, no solo hemos tenido a héroes de guerra. Nuestro ejército ha estado conformado por auténticos militares con inquietudes que les han llevado a marcar historia.

Imagen de Isaac Peral por Manuel Ussel de Guimbarda

No, no estamos exagerando, ni mucho menos. Buena prueba de ello es Isaac Peral, un personaje histórico único cuyo mayor logro es el de inventar el primer submarino eléctrico, ¡casi nada!

Por eso, en este artículo os vamos a hablar del militar cartaginés y de cómo llegó a finalizar un proyecto espectacular y revolucionario.

Isaac Peral nació en la ciudad de Cartagena, en 1851, en el seno de una familia militar. Su padre estaba destinado en la armada y, mediante la intervención de su madre, consiguió tener un hueco en la Escuela Naval cuando tuviera la edad adecuada.

Su hermano mayor, Pedro Peral, también se alistó en la armada, siendo capitán de fragata, mientras que Manuel Peral estuvo al mando del cañonero Leite.

La Carrera Militar de Isaac Peral

A los 14 años se hizo efectiva la petición que realizó la madre de Isaac Peral a la reina Isabel II para que su hijo entrara en la Escuela Naval. Fue en 1865 cuando aprobó el examen del Colegio Naval Militar de San Fernando.

Pronto comenzó a demostrar su inteligencia, aprendiendo con facilidad materias como el álgebra, la aritmética o la geometría. De la misma forma, ya ascendido a guardiamarina de segunda clase, adquirió conocimientos en otras materias como la mecánica, la construcción naval o las máquinas de vapor, sentando las bases de sus futuras investigaciones.

Si bien es cierto que Isaac Peral era conocido por su cerebro, también lo era por su físico endeble. A pesar de ello, una de sus primeras misiones fue la de ejercer de gaviero de la seca en la robusta urca Santa María.

En alta mar, las expediciones en las que embarcó   alcanzaron las Islas Canarias o la Isla de Santa Elena o Manila. Precisamente, fue en Filipinas donde tuvo un percance en el que recibió un corte en la sien y que posteriormente derivaría en un tumor, motivo por el cual fue operado en 1895 en Berlín y la causa de su posterior fallecimiento.

Su delicado estado de salud hizo que su papel en el ejército quedara relegado al de profesor de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada, una nueva escuela naval situada en Cádiz, en el año 1881.

El Submarino Peral

Precisamente, la ausencia de viajes permitió a Isaac Peral tener más tiempo para proseguir con sus investigaciones. En concreto, tenía en mente la idea de fabricar un submarino con batería eléctrica y capaz de descargar torpedos bajo el agua.

Una idea cuyo mayor impedimento era la falta de financiación y apoyo del Estado. Finalmente, gracias al apoyo recibido por la propia reina regente; María Cristina, consiguió llevar a cabo dicha iniciativa.

Botado en 1888, el resultado fue un buque de 22 metros de estola, el cual funcionaba por dos motores eléctricos de 30 CV cada uno. En la propia memoria del proyecto, el buque tenía una autonomía de 66 horas y un radio de acción de 284 millas náuticas.

Sin embargo, el mayor hito es que fue la primera vez que se usó la propulsión eléctrica en la Armada Española, Más aún, fue el submarino más innovador, hasta la llegada del submarino de John Phillip Holland. Todo ello convirtió a Isaac Peral en un héroe para muchos españoles, vitoreado allá donde iba.

Por desgracia, el consejo desechó en su momento el proyecto, a pesar de haber demostrado que se podía sumergir, orientar a voluntad de comandante, incluso en mar abierto.

Se habla de oscuros intereses políticos para no validar el invento y desprestigiar a Isaac Peral, el cual tuvo incluso que salirse de la marina para poder defenderse ante la opinión pública. Algunas teorías hablan de una traición dentro de la administración para vender los diseños del proyecto de Peral a otras potencias.

Hasta su muerte, Isaac Peral prosiguió su vida creando empresas vinculadas al aprovechamiento de energía eléctrica, sobresaliendo la Compañía Termoeléctrica de Manzanares.

Isaac Peral falleció finalmente en Berlín, sin recibir todo el reconocimiento que hoy en día recibe el genial ingeniero y militar.